¿Qué valor tiene mostrar la fuerza bélica de un país en su día más especial? Es más, ¿qué valor tiene poseer esa fuerza bélica en nuestros días?
Hoy día los ejércitos del mundo occidental son totalmente obsoletos, sólo basta echar un ojo a los diversos nombres eufeminizados que se les incorpora cuando van a alguna de las numerosas misiónes "humanitarias" o "sociales" pues ya no combaten con ejércitos enemigos, salvo contadas ocasiones. Yo siempre me pregunté cómo se puede imponer la razón con la fuerza de un fusil o un tanque (el terrorismo islamista en territorio foráneo se combate con ejércitos y el local con policías y jueces bajo leyes emanadas del pueblo, se supone). Los enemigos de los ejércitos no son ya quien eran, hoy la guerra teledirigida está por encima de esos soldados con vocación humanitaria (para matar al presidente checheno los rusos no tuvieron que pisar su territorio, sirvió con localizar una llamada y lanzar un misil). El enemigo hoy día es el terrorismo, eso es al menos lo que nos dicen que debemos temer, y éste está aquí y allí, indistintamnte, lo hay en tu vecindario, en tu ciudad y a miles de kilómetros de tu casa, lo importante es que no lo ves. Pero para que estés seguro te ofrezco lo que sí puedes ver, el despilfarro militar, un maravilloso desfile para asegurar nuestra coexión, para sentirnos seguros de que no malgastamos el dinero, hasta que llegan marzos horrorosos y ya nada se puede hacer.
No existen dudas de la gran labor de los soldados en todos esos conflictos armados, pero deberíamos repensar la labor de tan ingesta fuerza bélica, pues el hombre del siglo XXI con la mente puesta en el desarme nuclear, ¿no cabría la posibilidad de ir más allá e ir ahorrando pasos a la humanidad para lograr el fin de cualquier arma?
Sabemos la importancia económica de poseer ejército, de fabricar armamento, de la supremacia de la investigación tecnológica militar, del carácter simbólico y representativo del militarismo, pero ¿acaso no sabemos también de sus incongruencias con el mundo actual y la pretensión de mejorarlo? Es hora de poner a desfilar a la razón y al diálogo y aparcar viejos mitos guerreros.
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