jueves, 30 de septiembre de 2010

Que mejor modo de delebrar la centena de entradas que hablar sobre la huelga general de ayer, sobre ese derecho que aún tenemos los ciudadanos de levantar la voz ante las tropelías de nuestros queridos dirigentes. La verdad es que me deja un sinsabor que ya me temía pues la necedad y la coactiva vida de las personas ha sido retratada con el poco seguimiento teniendo en cuenta la trascendencia del asunto, pues no es de recibo que seamos los ciudadanos los que tengamos que pagar la factura de una crisis provocada por el sistema que las reformas quieren perpetuar. La peor excusa sin lugar a dudas la esgrimen los que abogan por el momento de crisis que padecemos, si por trabajar más un día fueramos a salir de ella, quedemos todos los dos siguientes domingos y adios a la crisis. Los hay que acercan esa crisis al plano personal, como si por dejar de ganar dinero por un día fuera el apocalipsis total, como si nunca hubieran tenido que hacer frente a un imprevisto, avisado desde hace meses, por cierto. No sé hacia donde nos encaminamos con expresiones como la de ayer, lo que si sé es que el modelo sociopolítico algún día habrá de cambiar (no lo veré yo) y la historia juzga a los responsables, a los culpables, a aquellos que con su estúpido interés devaluaron el propio ser.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Desconcierto

A menos de una semana para una huelga general mis impresiones son descorcentantes pues no puedo creer que seamos tan injustos con nosotros mismos, que en teoría somos los que nos gobernamos. No entiendo como tras el vuelco neoliberal del gobierno socialista la gente no está dispuesta a luchar, aceptando imposiciones económicas falaces que no sirven sino para legitimar y conservar el actual sistema que bien podría ser otro, no entiendo cómo ante la degradación de derechos humanos en el seno de la cultura europea cerramos los ojos y nuestros políticos la boca para defenderlos, porque para apoyar medidas así no les faltan huevos hablando mal y claro. Me desconcierta las imposiciones que mermarán la posible salida de nobles personajes de Madrid. Me siento incómodo ante las presiones que ciertas personas influyen en mi entorno inmediato de manera poco cortés y profesional. Me desconcierta que hablemos de economía sostenible y a la vez de residuos nucleares sin que pase nada más allá que discusiones entre pueblos y vecinos. El desconcierto generalizado que alientan esos grandes medios con sus protegidos, sus personajes ya sean futbolistas o exmujeres de torero y es que si aprendí algo cursando el primer año de periodismo fue que si no hay imagen no hay noticia, y es que la foto es lo que más importa, no el argumento sino la retórica mediatizada que nos imponen. Palabra de Zp.