No hace falta asomarse a los telediarios para observar la inestabilidad económica y sus consecuencias, como el apoyo fundamental del sistema capitalista mundial que es el petróleo vuelve a revolver las economías nacionales, y ¿es qué no aprendieron nada desde el 73?
Parece ser que no, igual que no siguen haciéndolo al hacer oidos sordos ante tantos problemas sociales y mediambientales, sigue interesando más llenarse los bolsillos y participar del sistema pues es la democracia quien lo sostiene, no hay problema chico, es el gobierno de todos los que creen a pies juntillas las obsoletas y desusadas ideologías de los principales partidos democráticos, que son los únicos con la financiación-plubicitación necesaria para concurrir en unas elecciones con un sistema electoral del que riéte tú, para el siglo que hoy corre.
La gente, mediatizada, acapara supermercados y llena tanques con la misma facilidad con la que por otro lado le quieren colar una ley por la cual podría haber una jornada laboral de 65 horas semanales, eso si, siempre pactada entre empresario y trabajador, pues siempre es más barato que contratar a otra persona o que pagarle a tu empleado sobreexplotado las horas extras correspondiente a su precio correspondiente, y eso ante la crisis que se avecina no le viene mal al empresario, que puede decidir pactar si o si ese tipo de relación laboral ateniéndose al sufrido "o lo tomas o lo dejas, otro lo ocupará" tan usado en las últimas décadas.
Tantos derechos luchados a través se la historia para que los sistemas económicos y algunas personas que tienen a la humanidad como palabra para limpiarse el culo puedan acabar con ellos, la aventura del derecho luchada a través de tantas guerras, con tantas muertes individuales, puede ser en vano si no se sigue luchando por ellos, pues los derechos del hombre no están garantizados, pues no existe un derecho natural, universal y esta es la razón por la que no debemos dejar de luchar por ellos, por ello, hoy los derechos que exigen los transportistas, también son mis derechos, a pesar de la infinidad de división que plasma la configuración laboral sindical de las sociedades democráticas actuales. Ojalá lleguase a pasar hambre por una gran huelga, pero el aparato democrático, que ha de salvaguardar a los ciudadanos no lo permitiría, represión ante la manifestación y respeto de mínimos, y mis mínimos, ¿están ahora respetados, cuando me quedo sin trabajo por exigir que se respeten mis mínimos establecidos por convenio, o cuando tengo que vivir en un piso compartido con dos compañeros porque ni alquilar un estudio uno puede? Yo por mi parte ya me he comprado mi bicicleta, espero no trabajar muy lejos, que no hace falta irse a la puñeta, y trabajar en el primer trabajo donde se respeten mis derechos por un convenio, aunque lo considere injusto, como lo hago con todos.
Parece ser que no, igual que no siguen haciéndolo al hacer oidos sordos ante tantos problemas sociales y mediambientales, sigue interesando más llenarse los bolsillos y participar del sistema pues es la democracia quien lo sostiene, no hay problema chico, es el gobierno de todos los que creen a pies juntillas las obsoletas y desusadas ideologías de los principales partidos democráticos, que son los únicos con la financiación-plubicitación necesaria para concurrir en unas elecciones con un sistema electoral del que riéte tú, para el siglo que hoy corre.
La gente, mediatizada, acapara supermercados y llena tanques con la misma facilidad con la que por otro lado le quieren colar una ley por la cual podría haber una jornada laboral de 65 horas semanales, eso si, siempre pactada entre empresario y trabajador, pues siempre es más barato que contratar a otra persona o que pagarle a tu empleado sobreexplotado las horas extras correspondiente a su precio correspondiente, y eso ante la crisis que se avecina no le viene mal al empresario, que puede decidir pactar si o si ese tipo de relación laboral ateniéndose al sufrido "o lo tomas o lo dejas, otro lo ocupará" tan usado en las últimas décadas.
Tantos derechos luchados a través se la historia para que los sistemas económicos y algunas personas que tienen a la humanidad como palabra para limpiarse el culo puedan acabar con ellos, la aventura del derecho luchada a través de tantas guerras, con tantas muertes individuales, puede ser en vano si no se sigue luchando por ellos, pues los derechos del hombre no están garantizados, pues no existe un derecho natural, universal y esta es la razón por la que no debemos dejar de luchar por ellos, por ello, hoy los derechos que exigen los transportistas, también son mis derechos, a pesar de la infinidad de división que plasma la configuración laboral sindical de las sociedades democráticas actuales. Ojalá lleguase a pasar hambre por una gran huelga, pero el aparato democrático, que ha de salvaguardar a los ciudadanos no lo permitiría, represión ante la manifestación y respeto de mínimos, y mis mínimos, ¿están ahora respetados, cuando me quedo sin trabajo por exigir que se respeten mis mínimos establecidos por convenio, o cuando tengo que vivir en un piso compartido con dos compañeros porque ni alquilar un estudio uno puede? Yo por mi parte ya me he comprado mi bicicleta, espero no trabajar muy lejos, que no hace falta irse a la puñeta, y trabajar en el primer trabajo donde se respeten mis derechos por un convenio, aunque lo considere injusto, como lo hago con todos.
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