Llevo observando una desconsideración importante en las series españolas al poner al descubierto, mediante una desmesurada focalización en los productos resaltados, incluso con su correspondiente plano corto, y sin su correspondiente aviso gráfico, la más dañina publicidad al espectador, la que desvirtúa la ficción introduciéndose en ella misma, sin aportar dramáticamente nada serio y coherente a la trama o personajes y saltándose a la torera la legislación en lo que a emisión de publicidad se refiere. ¿A qué podrán aspirar tales series frente a la nueva y potente bien configurada industria norteamericana que hoy por hoy nos ofrece la mejor ficción del mundo audiovisual, y los pobres guionistas que ven su talento coaccionado o al menos malgastado ideando sútiles experiencias productivas?
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