Parece ser que los nacionalistas catalanes quieren tener un símbolo más de identidad cultural en el que apoyar sus aspiraciones soberanistas, pues prohibir las corridas de toros argumentando el maltrato animal y no hacerlo con otros festejos donde intervienen y se maltratan vaquillas es de una incoherencia abrumadora. Igual de incoherente que la primera legislación donde se prohiben espectáculos y festejos en los que se maltraten animales como es la canaria, ya que en luego en ella se regula culturalmente las peleas de gallos que se querían evitar. Siempre me gustó el lema prohibido prohibir ya que manifiesta una verdadera conciencia libre, y a la vez no me gusta el espectáculo taurino, sin embargo borrarlo de un plumazo no me parece acertado, primero por la desfatachez económica en estos tiempos oscuros y luego porque creo que lo más acertado sería una acertada regulación y que el tiempo y la sociedad fueran los que con su cambio desterraran este indigno espectáculo donde se ofrece la muerte animal como reclamo. Todos tenemos conciencia sobre diversos temas, por ejemplo puedo tener en alta estima el cuidado de nuestros océanos y mares, de su fauna y vegetación, etc. y al comprobar como Japón caza ballenas y tiburones indiscriminadamente o como son los principales consumidores de pescado del mundo puedo sentirme igual de ofendido y no se me ocurre prohibir los restaurantes japoneses, otra cosa es que no vaya y que sea mi actitud y la del resto de personas las que les obligue a reconsiderar su estado. Igualmente con los toros, pero los políticos catalanes quieren hacer novillos en una cuestión que no sólo es de estado, pues debería ser de orden supranacional lo que hacemos todas las personas con los animales.
miércoles, 28 de julio de 2010
martes, 27 de julio de 2010
Vacaciones
Debería hacer caso del título y no escribir una línea ya que no es época de pensar demasiado y si de disfrutar todo lo posible, sin embargo como disfruto también puedo permitirme escribir algo en este olvidado blog. Y ese algo se refiere, cómo no, al periodo estival que nos ocupa, a ese periodo de descanso que se torna en todo lo contrario, en desfases horarios, en múltiples tareas, cientos de fotos y varias fiestas por no decir festivales entre las variadas tareas que chocan con la relajación. Y es que como bien han captado unos publicistas este verano, más que desconectar hacemos todo lo contrario, nos conectamos en serio con la vida, con el disfrute y el goce del tiempo, no sólo del metereológico. Miramos la realidad con un prisma excelente, radiante de aprehender nuevas formas, nuevas sensaciones dejando a un lado los moldes que caracterizan nuestra cotidianidad para querer experimentar.
Yo este año, presionado por las visicitudes de mi paupérrima economía, decidí disfrutar de este momento en mi inmediata realidad sin moverme del lugar donde vivo, disfrutando de veras de ese placer holgazan que repentinamente llama a las puertas de la sobremesa, regodeándome de la desconexión y disfrutando con la acción, con las fotos y las cervezas frías (suerte de vivir en lugar privilegiado). He sentido tantas emociones o más que con una salida vacional convencional sin salir de casa, sin gastar más de lo necesario y aún queda lo mejor por llegar (mi familia), y es que el cristal con el que deformamos la realidad es imprenscindible para sentir no sólo unas buenas vacaciones sino también nuestra circunstancia más personal.
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lunes, 19 de julio de 2010
Nada es para siempre
Como siempre, hace demasiado tiempo que no dedico una línea a este humilde blog, y tenía que ser hoy, ahora, en este preciso instante en que recobro la noción temporal escuchando una de las melodías de mi vida que retrata con nostalgía pasados acontecimientos. No tenía un tema predefinido, quería siquiera comenzar divagando entre los últimos acontecimientos políticos a los que aquí huérfanos dejé, o quizá seguir maravillándome con la azaña deportiva de hace una semana, sin embargo los acontecimientos me desbordan y el destino me dicta aquello de nada es para siempre, ni siquiera esa deslumbrante victoria que acabas de conseguir, ni esa luz que se acaba de encender. Y sin embargo hay que ser un héroe para luchar como si lo fuera, como si nunca se fuera a apagar.
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