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Desplazas el cabello mostrándome el dulce cuello, tu piel ansiosa me incita a sentir antes de lanzar mis dedos a su recorrido agónico a través de tu piel y llegar al lóbulo, vuelven a bajar ahora deslizándose con la agitación de la primera vez, ahora mis llemas captan toda la sensibilidad de la piel y ya no sé quién percibe y goza más, el final de mi anular siente casi más que toda tu cabellera, a mi espinazo le llegan los impulsos nerviosos transmitidos desde lo más profundo de tu piel estremecida y mi boca impulsiva comienza su travesía a través de la oscuridad para culminar en un instintivo roce en tu sonrosada oreja, la pérfida lengua asoma en sus comienzos para resaltar tu piel y hacerla crecer por momentos. Ya no hay vuelta atrás, del fracaso al éxito sólo hay un pasito y no pretendo sino fracasar, ya es un triunfo.
Quizá el amor no se pueda olvidar, es una práctica universal.
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