miércoles, 30 de septiembre de 2009

El Gobierno, el BBVA y la ética

Que cierta persona de una empresa, a la que me obligan a contratar sus servicios para poder recibir mi salario o tener la vivienda a la que tengo derecho, pueda recibir una jubilación tan escandalosamente alta tras el manifiesto atraco al que tal entidad me somete año tras año con sus fastuosas liquidaciones, dos al año, con un dolor de 140 eurazos me dispone para poder criticar la ética de tal operación, estemos en los tiempos que estemos.
Que un ministro del gobierno que vela por los intereses de los ciudadanos del país, y del partido que apoya los intereses del trabajador tenga que declarar que mejor no opinar o si acaso "una consideración de ética sobre la que saben cuál es la opinión del Gobierno pero, en todo caso, es una decisión de los accionistas" también me invita a hablar de ética o de lo que me de la gana, que es decisión mía, pues de momentono a llegado el día en que los accionistas me quiten la libertad de expresión, aunque todo se andará, mira Berlusconi cómo se lo monta...
La frase final es todo un poema, una bella declaración de no intenciones, es una decisión de los accionistas, que de verdad son los que mandan, así es, sin disfraces, sin tapujos ni medias tintas y lo peor de todo es quien les vota, a unos u a otros, mayoritariamente asalariados como tú o como yo, no sólo opinan desde consideraciones éticas sino desde el sentido común y la indignación percibida desde el marco de más de cuatro millones de desempleados que adorna nuestro jardín pero que en realidad son los que deberían mandar, tal y como reza el Título Preliminar de nuestra deshonrada Constitución. Ay! pueblo mío, que sólo gritas a la deshora de tu último suspiro.

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