Tres son los flashes que cortocircuitan mi cada día más nublada mente. Primeramente conozco que ya existen tribunales de justicia que admiten detectores de mentiras cerebrales, una práctica que ya existía en la práctica privada y que como la mayoría de estas prácticas científicas no está acreditada al cien por cien dada la inconmensurabilidad contextual y cultural a la que está sometido el hombre. ¿Cómo es posible que una máquina determine la verdad absoluta que ni siquiera el propio protagonista puede asumir, acaso no podemos variar la conducta, los recuerdos e incluso la fisiología aunque sea químicamente? Si estos sistemas no son fiables porqué nos empeñamos en seguir investigando en esa dirección y no otras de mayor relevancia e incumbencia socialmente como pueden ser los diversos trastornos mentales, las adiciones o la potenciación de nuestro desaprovechado procesador. Claro que la ciencia ayuda interesadamente, como bien se sabe y se deja hacer, incluso se promueve (plan Bolonia) pero en hay casos en los que sus informes pasan como meras teorías sociales (como si éstas fueran acaso menos importantes). Eso habrá tener que pensado la FAES y su presidente (aún me pregunto como coño un tipo así ha llegado a ser presidente de un país, aunque viendo lo que hay tampoco me asombra) cuando apoyan la publicación de un libro que niega el cambio climático al que se ve sometido el mundo (sobre todo se nota en los paises de la periferia, según informe reciente) por la frenética actividad humana. De un economista liberal tendría que ser, que tipos éstos, les recomendaría una lectura de A. Smith y Rousseau en tono más filosófico y social. Habría que hacer un programa de televisión donde se intercambiaran las vidas la familia de un economista liberal y una de un país de los "en vías de desarrollo" durante seis meses a ver que le parecerían sus tesis económicas o mejor leer el cerebro de la mayoría de estos tipos, entre ellos Aznar, a ver cuales de sus verdades y afirmaciones lo son realmente (aunque ya estarán entrenados o modificados para tergiversar como admiten estas pruebas). Y hablando de televisión, nuevamente la dichosa propiedad intelectual en la guerra que parece generalizarse que mantiene la sexta por hacerse un hueco en la parrilla televisiva. Telecinco parece haber ganado en principio una batalla al haber una sentencia en cuanto a la utilización de imágenes emitidas por la cadena líder, hecho éste que parece no ser nuevo y que todas las cadenas han practicado en sus respectivos programas de refritos o zapping y que como resultado sufrimos los espectadores, no sólo viendo la mierda de la tele sino también con una reducción del tamaño de imagen y unos rótulos que indiquen la procedencia de las imágenes. También esta cadena pone restricciones a youtube. ¿Pero no son estas imágenes públicas, emitidas por una cadena privada, pero con una licencia de emisión pública dirigida a quien las quiera ver, grabar para su recuero o incluso criticar en privado, o públicamente como hace la nueva cadena? El escocimiento que provoca el programa de la sobremesa de la rubia tonta y el bajito debe ser monumental, y yo creo que justificado, pues a pesar de ser un programa que se sirve de lo ajeno pone de manifiesto claramente (bueno más bien en tono de humor) y sin tapujos muchos de los males que ocupan a la televisión hoy día y de la que también debería sentirse responsable la cadena líder de audiencia, que con su deporable programación insulta el intelecto de millones de personas.
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